viernes, 24 de junio de 2016

Ernesto Sabato, el hombre del doble discurso

Los días de euforia reivindicatoria, cuando todos la jugaban
de democráticos y perseguidos por la dictadura. En la foto
entregando el informe de la Conadep a Raúl Alfonsín
En la Argentina estamos habituados al cinismo y  la demagogia. Señores que hoy figuran en el altar olímpico de los próceres inmaculados han jugado un doble papel a lo largo de su existencia, logrando reconocimiento y aplauso. Uno de ellos, Ernesto Sabato, físico devenido en escritor, es celebrado como la personificación de la democracia, la rectitud y los derechos humanos, apologista de desaparecidos y “jóvenes idealistas” quienes en teoría, no en la práctica, lucharon y murieron por la libertad del pueblo (¡¡¿?!!).
Principal mentor del informe Nunca más, de la Conadep, se convirtió en guía y faro de quienes bregaban por las libertades individuales y el respeto a la vida. Sin embargo, no mucho tiempo antes, este señor se codeaba con golpistas y dictadores, a quienes apoyó y aplaudió aunque, una vez caídos, denostó y hasta insultó. En el aniversario de su 105 natalicio, recordemos quién fue en verdad el literato en cuestión.
Se ve que Sabato se olvidó de este almuerzo a los pocos días
del golpe militar. Aquí aparece junto al gran Borges, quien
nunca negó sus simpatías por los regímenes dictatoriales 

y el general Videla en persona
“Sabato naturalmente, dudó en aceptar la invitación. Una cosa era criticar, como había hecho, el desgobierno de Isabel Perón, jaqueado por la violencia, el derrumbe de la economía y el caos social, y otra muy diferente era que le tomaran una foto junto a un dictador. Era imposible salir indemne de ese encuentro. Borges lo supo en el momento en que le daba la mano a Pinochet”, miente Héctor D’Amico en su nota “Sabato y Borges almuerzan junto a Videla”, aparecida en La Nación el 2 de mayo de 2011. Borges jamás renegó de su visita a Chile, es más, hasta perdió el Premio Nobel que ya tenía otorgado por haber desoído los consejos de la Academia Sueca en cuanto no hacerlo.
Volviendo a Sábato, ¡¡¿cómo es posible que quien en sus años de estudiante presidió la juventud universitaria comunista fuese a almorzar con semejante figura, a la que, por otra parte, siete años después descalificó con dura terminología?!!!
Ese día, además de los dos literatos, fueron invitados Horacio Ratti, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, el padre Leonardo Castellani y el general Antonio Villarreal.
Claro, años después hubo que justificar esa visita y entonces surgieron afirmaciones como que una vez frente al dictador habían preguntado por once desaparecidos, que estaban todos incómodos, que a Borges le dio un vahído y no sabemos cuantas sandeces más. Lo cierto es que este señor fue a la Casa Rosada a almorzar con quien, años después acusó de genocida, sin embargo, en las fotografías no parece para nada perturbado. Por el contrario, se lo ve circunspecto y cómodo. Incluso más. Pocos días después de su visita, afirmó con convicción:

“Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infaemes secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes. Sin dudas, en los últimos meses en nuestro país, muchas cosas han mejorado: las bandas terroristas armadas han sido puestas en gran parte bajo control”

¿La gente se olvidó de esto? Lo ignoramos pero a él como a Maradona, Tinelli, Messi, Hebe de Bonafini y Mercedes Sosa se le perdona y justifica todo.
Así es este país; a algunos los condenan al infierno y a otros que hicieron lo mismo, se les acepta todo. Como hemos dicho tantas veces, una sociedad patética, berreta, de cuarta.

Muy incómodo no se lo ve

Tampoco aquí. Sólo espera para saludar

Aquí con el mayor delincuente de la historia argentina

Rodeado de chorros y expertos en revolear bolsos con dólares


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