MANIOBRAS
ANTITERRORISTAS EN DOCK SUD
En
el día de ayer, 6 de septiembre de 2016, la Prefectura Naval Argentina llevó a
cabo en Dock Sud maniobras antiterroristas, ordenadas por la ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich, una medida acertada, necesaria y correcta.
Por
más que la ex montonera no nos caiga nada bien, la decisión de ordenar esos
ejercicios es lo que le corresponde a un funcionario que ocupa ese cargo; lo que un ministro de Seguridad de cualquier país
del mundo civilizado debe hacer a diario. Tener fuerzas armadas preparadas es algo
fundamental, primordial, vital.
En este país, se muestran a diario las secuelas
de la inseguridad y se grita a los cuatro vientos que es necesario hacer algo urgente para detener esa ola que un corrupto hijo de puta que ocupó altos cargos en el
gobierno anterior tuvo el tupé de llamar “sensación”.
Claro,
pero estamos en la Argentina, país extraño e inentendible y lo primero que hizo
su su ciudadanía al enterarse fue mofarse y hablar de ridículo. ¡¡¡Justo el pueblo argentino
tildando a algo de ridículo!!! Pero en fin, así es y los grandes
piolas de esta tierra de eternos fracasados, se rieron a más no poder de la medida, sobre todo en bares y
oficinas, especialmente en los primeros, donde el infaltable
televisor idiotizante mostraba la noticia.
¿Pero
quienes fueron los que con mayor ruido rieron? Una vez más, nuestros imbéciles periodistas
televisivos.
En
A24, ese canal deplorable, que se mueve hacia donde soplan los vientos, que apoyó
la usura y corrupción kirchnerista durante doce años, festejaron con risotadas
las monerías de su redacción que en una nueva muestra de “ingenio y chispa”
argentinos, puso como tema de fondo la banda sonora de la serie Brigada A.
Cómo
habrá sido de triste la situación que su conductor, el diletante Laje, lanzó
una frase acertada: “Esto está bien, cuando no hacen nos quejamos porque no
hacen y cuando hacen, porque hacen”, mientras la señorita que tenía al lado,
bonita pero hueca, festejaba la gracia de sus compañeros de trabajo. Y es
cierto, en este país lloran cuando se la meten y lloran cuando se la sacan,
como la gata de doña Flora. Salvo, si el que se los clava es Maradona… ahí sí le
agradecen al Cielo ser sodomizados. Porque todo argentino, es cierto, sueña con
que el macaco gordo falopero se la meta por el culo. Ya lo dijo en cierta ocasión un
pelotudo con la camiseta de Banfield entre las risotadas que compartía con el
mogólico de turno que lo entrevistaba, mientras la baba les caía por la comisura de los
labios a ambos. “Y si… jua jua jua jua lo pensaría dos veces bju ju ju ju ju ju”.
Este
es un país de pelotudos y lo peor, es que su pelotudez la convierten en
piolada. Así estamos. Sigamos así que somos la última cagada de la Tierra pero nadie nos gana en viveza.